16 razones para despedirse de un libro
A lo largo de mi vida como lector, y en especial durante los últimos cinco años, he tenido que decirle adiós a miles de inquilinos de papel y tinta de mi biblioteca.
Comparto aquí, 16 motivos por los que he regalado (a parientes y amigos), vendido (a librerías de textos usados) o donado (a programas comunales) libros que en algún momento pensé en conservar hasta que la muerte nos separara.
8 razones negativas:
- No pensaba leer más algunas obras que ya había devorado una o más veces.
- Me negaba a terminar libros que no me gustaron y cuya lectura era una carga.
- Contaba con ejemplares que por alguna razón compré en determinado momento, pero que nunca me decidí ni tan siquiera a empezar.
- Tenía publicaciones que había recibido por cortesía, pero cuyos temas no me abrían el apetito.
- Algunas obras me traían malos recuerdos cada vez que tropezaba con ellas en algún anaquel.
- ¿Para qué conservar libros de los que ya disponía de un volumen? Sí, olvidaba que los había adquirido y compraba otro ejemplar.
- Conforme pasan los años, la vista se agota cada vez más al leer ediciones con letras diminutas y papeles oscuros.
- Varios libros no pasaron de ser compras impulsivas.
8 razones positivas:
- Disfruté tanto de la lectura de una obra, que quise compartirla con alguien más.
- Sospechaba que una determinada obra iba a serle de mucho provecho a un pariente o amigo que atravesaba por alguna circunstancia extraordinaria.
- El sentido de generosidad que nos lleva a obsequiarle a otros lo que quizá no pueden comprar pero les gusta.
- Trascender de alguna manera, dejar huella en gente a la que uno no conoce.
- Enriquecer la oferta editorial de algún amigo que tiene un negocio de libros de segunda.
- Viajar por la vida con un equipaje mucho más liviano, no estar tan atado a objetos.
- Abrir las puertas de las jaulas y permitir que los pájaros literarios vuelen libres.
- Porque uno deja en libertad lo que ama.

José David Guevara Muñoz
Editor de Don Librote