El fantasma literario de anoche no me desveló
Les dije ayer que al final del día iba a leer alguno de los cuentos de terror de la escritora irlandesa Charlotte Riddell (1932-1906) y que hoy les contaría si había pasado la noche inquieto o tranquilo.
Pues bien, leí el relato La última vez que se vio al señor Ennismore, una narración de once páginas que disfruté gracias a la capacidad que tenía esa autora para contar historias de este género.
Sin embargo, la narración no me desveló, no me asustó. En estos tiempos me asusta más leer los periódicos…
Los hechos tienen lugar en la bahía de Ardwinsagh, específicamente en una casa solariega en la que vivió un hombre solitario que cometió toda clase de pecados y que bebía coñac como si fuera agua.
No voy a entrar en muchos detalles, pues no voy a revelar el misterio por aquello de que algunos de ustedes quieran leer el cuento.
No obstante, les digo que se trata de una historia de casa encantada con presencias extrañas, gritos, risas, ajetreos y carreras. Una residencia donde una fuerza invisible levantaba y sacudía una cama pesada como si se tratara de una alfombra.
Ese tipo de acontecimientos tienen lugar luego de que el propietario de la casa, el señor Ennismore desaparece en compañía de un extraño visitante con quien se adentra en el mar hasta ser cubierto por las aguas.
Nada de eso me robó la paz ni el sueño. Dormí sabroso, arrullado por la lluvia que cayó anoche.
Me gustaría saber si alguno de ustedes ha pasado una mala noche por culpa de un relato de terror. ¡Bienvenidas sus historias!
JDGM