En mi modesta opinión, no. Un rotundo y contundente NO.

Lo que sí me resulta temerario es fingir que sabemos mucho sobre determinado asunto cuando en realidad es más, mucho más, lo que desconocemos.

Peor aún, opinar con aires de autoridad o erudito en la materia; hablar con toda propiedad en momentos en que se impone el honesto “Sólo sé que nada sé”.

Todavía más grave: pretender descalificar a quien verdaderamente tiene dominio del tópico en cuestión.

Actitudes estas muy de moda en nuestros días y que contrastan con la humildad del belga Maurice Maeterlinck (1862-1949), premio Nobel de Literatura 1911.

Ese abogado, escritor y estudioso de la naturaleza es autor, entre otras obras, del libro La vida de las hormigas, que publicó en 1930.

A pesar de ser un reconocido intelectual de su época, Maeterlinck no tuvo problemas en admitir -en la introducción de ese texto- lo siguiente: “Recapacitando, me di cuenta de que acerca de ellos (los insectos), como de cualquier cosa de este mundo, creemos saberlo todo y no sabemos casi nada; de que lo poco que aprendemos nos revela desde el primer instante cuanto nos falta por aprender“.

Unas cuantas páginas más adelante, expresa: “Si no conocemos ni vemos nuestro propio misterio, que parece saltarnos a la vista, ¿cómo hemos de confiar en descubrir el gran misterio análogo que se oculta en las colonias de los insectos sociales?

En los días en que ese hombre escribió tales palabras, habían sido descritas 6.000 especies de hormigas. Hoy día se han identificado más de 10.000.

Aún cuando han transcurrido noventa años de la publicación de La vida de las hormigas, me resulta refrescante la actitud de Maurice Maeterlinck, sobre todo en un mundo donde abundan los “expertos” en salud, política, economía, arquitectura, ingeniería, gastronomía, educación, fútbol y muchos temas más.

Y si de Costa Rica se trata, le aseguro que en una caminata por el bulevar de la Avenida Central usted bien puede toparse con por lo menos mil “especialistas” en cualquier materia.

¿Es peligroso confesarse ignorante en algún tema? Pienso que no. Me resulta más arriesgado y perjudicial disfrazar de erudición el desconocimiento.

Recordemos las palabras de Maeterlinck cada vez que veamos una hormiga, aunque reconocer nuestras limitaciones nos levante ronchas en el ego.

JDGM