Lo confieso: me dejé engatusar por el Pisuicas.

Sucedió el día en que compré El gran libro de Satán, una obra que contiene los mejores relatos, ensayos y poemas de la literatura maligna universal.

Vale la aclaración en cuanto al contenido de este volumen con nada más y nada menos que 666 (la marca de la Bestia, según algunos), para que nadie vaya a creer que se trata de un texto de otra naturaleza.

Se trata de un ejemplar de tapas rojas editado por el escritor Jorge de Cascante e ilustrado por Alexandre Reverdin, ambos españoles y autores también de El gran libro de los perros y El gran libro de los gatos, publicados por el sello Blackie Books, de Barcelona.

El gran libro de Satán comenzó a seducirme realmente cuando leí, en la contraportada, los nombres de los 102 escritores de los textos recopilados; entre ellos, Fernando Pessoa, Margaret Atwood, Dante Alighieri, Iris Murdoch, Neil Gaiman, Mary Shelley, Georges Perec, Sylvia Plath, Herman Melville, Marguerite Duras y Stanislaw Lem.

Sin embargo, el nombre que terminó de convencerme acerca de que yo tenía que leer esta obra fue el de Carson McCullers, quien en realidad se llamaba Lula Carson Smith (1917-1967) y es la autora de Reloj sin manecillas, Frankie y la boda, El corazón es un cazador solitario, Reflejos en un ojo dorado y La balada del café triste.

¡Una de mis escritoras favoritas desde que la descubrí en abril de 1991!

¿Será que este libro incluye algún texto de Carson MacCullers que no he leído?, me pregunté y de inmediato me entusiasmé con esa posibilidad.

Revisé el índice de pies a cabeza, pero no encontré el nombre de esa autora.

Lo repasé, esta vez en sentido inverso: desde la cabeza hasta los pies. El mismo resultado.

Tercera lectura del índice: como quien juega rayuela, dando saltos con la mirada fija en las casillas. Nada de nada.

No me quedó más remedio que pasar una por una las hojas, observando atentamente los nombres de los autores.

Primeras cien páginas. Sin éxito.

De la 101 a la 200. Cero.

Doscientos uno a tres cientos. ¿Dónde estás Carson McCullers?

Siguiente bloque de cien páginas.¡Qué clase de mentiroso es el Diablo!

Arribé a la página 600 y la escritora seguía jugando a las escondidas.

Últimas tres líneas de la página 636: ¡Allí estaba esperándome el nombre que tanto busqué!

“Entendemos que exista Satán, pero ¿qué pensaba Dios durante la noche cósmica previa a nuestra creación?” Himen. oh, himen, Carson McCullers.

¿Apenas dieciséis palabras? ¿Eso es todo?

¡Eso es todo!

Me dejé engatusar por el Pisuicas. Lucifer jugó conmigo. El Cachudo me vaciló. El Maligno se rió en mi cara cuando me vio leyendo esa especie de astilla en un grueso y frondoso árbol literario de 666 páginas.

¡Eso me pasa por creerle al Diablo!

José David Guevara Muñoz
Editor de Don Librote