Tapas duras e ilustradas. Papel grueso y terso, procedente de bosques y plantaciones sostenibles; reciclable. Hojas, un total de 196, cosidas y encabezadas por un cintillo sobrio con las siluetas de nueve animales.

Además, cinta de tela para marcar la lectura. Tipografía absolutamente legible y amiga de los espacios en blanco que descansan las vista.

Como si fuera poco, una sobrecubierta de papel con complejo de cartulina. También ilustrada.

¿De cuál edición estamos hablando? ¿De la segunda, tercera, cuarta, quinta, sexta…? ¡Para nada! Ni más ni menos que de la primera realizada por la editorial española Reino de Cordelia.

El volumen todavía huele a imprenta, pues recién fue publicado… en octubre del presente año (sí, este 2020 también ha sido espléndido, generoso, amigo de lo bello).

Un ejemplar con nada menos que 284 fábulas de Esopo, escritor de la antigua Grecia.

Fábulas de Esopo, así se llama este libro que compré hace tan solo cuatro días en la librería La andante, en San Pedro de Montes de Oca. El Diccionario de la Lengua Española define fábula como un “Breve relato ficticio, en prosa o verso, con intención didáctica o crítica frecuentemente manifestada en una moraleja final, y en el que pueden intervenir personas, animales y otros seres animados o inanimados”.

Pero aún hay más.

La publicación cuenta con ilustraciones del inglés Arthur Rackham (1867-1939); acuarelas y tintas que ilustraron también los Cuentos de los Hermanos Grimm, Peter Pan y Alicia en el País de las Maravillas, entre otros libros.

Se trata de un artista que ganó medallas de oro en las exposiciones universales de Milán, 1906, y Barcelona, 1911. Fue en 1912 que interpretó los escritos de Esopo con pluma y pincel.

Todo un placer para las pupilas y un deleite para las retinas sentarse a admirar, página a página, las elegantes ilustraciones de Rackham.

Entre ellas, las que engalanan las fábulas El padre, su hijo y el burro, La tortuga y la liebre, El hombre y el sátiro, Las ranas piden rey, La Luna y su madre y Las encinas y Zeus.

Así me he deleitado en dos ocasiones. La primera en la noble compañía de un whisky con dos cubos de hielo, y la segunda con la grata complicidad de un café cultivado en las faldas del volcán Poás.

Un libro para pasarla bien bajo la sombra de un árbol, abrazar lentamente el sueño, reconciliarse con la serenidad al final de un día ajetreado o flotar sobre los minutos de sosiego y ternura que fluyen después de hacer el amor.

Este libro es una obra de arte. Una joya. Un diamante de papel y tinta. Me enorgullece que forme parte de mi biblioteca.

José David Guevara Muñoz
Editor de Don Librote