Cuatro libros adictos al café
Tengo en casa cuatro libros que todas las tardes se reúnen para tomar café y conversar. A eso de las 2:00 p.m. cada uno de ellos abandona el anaquel en […]
Mejor dicho, un libro compuesto por obras de muy diversos géneros literarios.
A veces mi viejo era poesía. Todo inspiración cuando contemplaba las puestas de Sol, las noches estrelladas, la Luna llena, un campo cultivado por manos campesinas, una orquídea floreada, un árbol vestido de musgo, lianas y nidos, un tucán en pleno vuelo…
Fue el historiador romano Valerio Máximo, quien vivió entre los siglos I a. C. y I d. C., el primero en contar la historia del anciano Cimon y su hija Pero.
Resulta que Cimon fue condenado a morir de hambre en prisión. Como parte del castigo, su hija podía visitarlo para que observara cómo su padre se consumía producto de la inanición.
En este libro, ya les diré el título, se llaman Enea y Alia y no fueron creados del polvo de la tierra, él, ni de una costilla, ella; simple y sencillamente descendieron desde la copa de una ceiba.
Sí, bajaron desde lo alto de uno de esos árboles de tronco alto y robusto, al final del cual extienden sus frondosas ramas como brazos en los que hay espacio para todos.
Me gusta adquirir libros ilustrados porque al pagar en las cajas de las librerías estoy comprando, en realidad, dos obras en una: la que escribió el autor con palabras y la que plasmó el artista con trazos.
Sí, porque una es la historia que nos cuenta el escritor haciendo uso del idioma y otra, muy diferente, la que nos narra el ilustrador por medio de formas y colores.
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