Respaldo… suscribo… secundo… aplaudo… y defiendo totalmente lo que plantea la filóloga y escritora española Irene Vallejo (1979) en su libro Manifiesto por la lectura, publicado el año pasado por Ediciones Siruela.

Se trata de una obra de bolsillo que cuenta con apenas 61 páginas y que responde a una iniciativa de la Federación de Gremios de Editores de España.

¿Y cuál es el concepto que apoyo en un 100%? El planteamiento de que los lectores desarrollamos “ojos interiores” que nos permiten comprender, a través del contacto con personajes literarios, el carácter, personalidad, actitudes, reacciones, prejuicios y opiniones de los seres humanos en general.

A través de Sancho Panza, Madame Bovary, Gregorio Samsa, Tieta de Agreste, Zorba el griego, Cenicienta, Mauricio Babilonia, Sherezade, el inspector de policía Mario Conde, la Casa infiel y muchos otros inquilinos de los libros conocemos una gran diversidad de miradas, visiones y perspectivas de la vida.

Es decir, la lectura es -entre otras definiciones- un ejercicio empático que nos permite ampliar horizontes y enriquecer nuestro universo en torno a la multiplicidad de lecturas e interpretaciones de eso que llamamos realidad.

De acuerdo con Vallejo, “el hábito de leer no nos hace necesariamente mejores personas, pero nos enseña a observar con el ojo de la mente la amplitud del mundo y la enorme variedad de situaciones y seres que lo pueblan”.

Leer es ver con otros ojos. No con otros lentes, artefactos ajenos, sino con otras pupilas, retinas, niñas e iris que forman parte consustancial de cada uno de nosotros. Es una mirada interna y profunda, no externa y superficial.

Es, como dice Irene Vallejo, “pensar con otras ideas y sentir otras pasiones”.

¡Vaya valor el que adquiere la lectura que nos humaniza, acerca, hermana y nos ayuda a entendernos mejor, aceptarnos y respetarnos a pesar de las diferencias!

Leer para vivir en un mundo mejor.

José David Guevara Muñoz
Editor de Don Librote