La historia me la contó una amiga y sucedió hará cosa de unos ocho o diez años.

Resulta que un buen día recibió un correo electrónico de un desconocido que decía tener interés en conocerla.

Su primera reacción fue ponerse a la defensiva, por lo que durante algunos días se limitó a leer los mensajes y no contestarlos.

No obstante, el hombre insistió con buenas maneras, por lo que ella le pidió un número de teléfono al cual llamarlo.

Realizó la llamada desde un número privado y el tipo le dio buena impresión.

Al cabo de unos días se dieron cita en un bar bastante concurrido, al que llegaron mi amiga en su carro y el desconocido en el suyo.

Cuando apenas entraban en calor con la primera copa de vino, él le preguntó a ella sobre su vida. La respuesta fue lo suficientemente amplia y lo prudentemente corta.

Luego fue mi amiga quien preguntó.

–¿Quiere que le hable sobre lo que más me llena de orgullo? -consultó él.
–Como usted prefiera.
–Entonces comenzaré por ahí. ¿Sabe qué es lo que más me enorgullece de mi vida en este momento?
–No tengo la menor idea, cuénteme.
–Está bien, ya que no le gusta jugar a las adivinanzas, se lo diré: lo que más me satisface hoy día es haber hecho realidad un sueño que tenía hace años. –¡Felicidades!
–Gracias. Después de varios años de soñar con tener en mi ropero solo ropa de la marca Tommy Hilfiger, por fin lo logré. ¡Toda mi ropa es de esa marca! Pantalones, camisas, boxers, medias… ¡toda! Me encanta abrir el ropero y ver que todo es Tommy. Vea cómo ando hoy; no tengo puesto nada que no sea de esa marca.

Me contó mi amiga que a partir de ese instante ella perdió todo interés en la conversación y en el ahora conocido.

“Lo único que quería era salir de ahí e irme para la casa y no saber más de ese tipo. ¿Te podés imaginar? Yo pensando que iba a hablarme de un triunfo académico, una beca, una casa nueva, un proyecto con los papás, ¡y me sale con que toda su ropa es Tommy Hilfiger! Imagináte, yo quería salir con un hombre, no con un maniquí.

Recuerdo esa experiencia de mi amiga cada vez que regreso a las páginas de la novela American Psycho, del escritor estadounidense Bret Easton Ellis (1964).

Es una historia violenta, pero a la vez crítica del materialismo, consumismo y el capitalismo de los Estados Unidos de finales de la década de los años 80.

A lo largo del relato de 508 páginas abundan las menciones de marcas como Versace, Krizia, Giorgio Armani, d’Orsay, Ermenegildo Zegna, Ike Behar, Ralph Lauren, Fratelli Rossetti, American Express, Tumi, etcétera.

Cada quien vive como quiera, pero a mí una vida enfocada en marcas se me hace muy pobre y superficial.

Por cierto, aquella fue la primera y última salida de mi amiga con el chico Tommy Hilfiger.

JDGM