¿Quiere ganarse una biblioteca de manta?
Me refiero a los 134 libros de tela y pintura que forman parte de una espaciosa y fuerte bolsa de manta gruesa de la que publiqué ayer una nota en este espacio.
Sí, esa que tiene 71 libros pintados en una de sus caras y 63 en la otra, además de una vieja máquina de escribir, marca Royal, unos anteojos y una jarra.
Para participar solo tiene que escribir, en el espacio para comentarios de este sitio web, algún recuerdo de infancia que tenga que ver con la manta o algún cuento corto sobre ese material.
El concurso se cerrará el próximo lunes (28 de setiembre) al medio día. Por la tarde realizaré la rifa y anunciaré el resultado.
¡Anímese a participar!
JDGM
Recuerdo los trajes de indio que me hacía mi mamá, también para la feria del maíz, recuerdo su olor.
Tengo muy presente para un dia del niño en mi escuela , mi querida madre que de Dios goce me fabrico un vestido y le puso muchas plumas y ornamentos para hacerlo vistozo…es uno de los mejores vestidos y recuerdos de mi niñez .Gane el concurso de una mujer indigena y aun hoy despues de casi medio siglo me emociono al recordar…
La manta me recuerda cuando estaba en el Kinder y nos vestían de indios. Mi mamá, a mí hermano y a mí, nos hacía los trajes utilizando manta, los pintaba y decoraba con cubitos de macarrones pintados. No hace mucho tiempo nos encontramos uno de esos vestidos. También se los hizo a la nietas😍😍😍
Recuerdo, recuerdo unas bolsas que tenía mi mamá para la feria que ella misma bordo con figuras de las verduras y frutas, eso hace más de 30 años , ahora serán la herencia de mis hijos
De manta era el vestido de india que mi madre me hizo para el kinder, y yo feliz porque era comodo y porque le quedo muy bonito
Para mi,era el mejor de todos
Recuerdo cuando me contaban historias de antaño de como elaboraban los pantalones con este material, también las bolsas de la feria que aún conservamos
Mi mejor recuerdo con Manta, eran los trajes de indígena que me hacía mi mamá para las presentaciones en actos cívicos en la escuela.
Recuerdo que cuando era pequeña mi mamá tenía una muñeca súper pequeñita que se llamaba Bernardita, esta muñeca era tan fea, pero para mí mamá era súper importante, siempre que podía le cambiaba el vestido que ella misma confeccionaba con un pedacito de manta, hilo y aguja. Ahora solo Dios sabe dónde estará Bernardita con su pelo hecho leña y su vestido de manta.
Bendiciones que linda la manta, cuantos usos le dieron en el pasado y aún ahora; le cuento siempre iba al mercado con mi papá, que del Señor goce, y el llevaba su saco de manta sobre su hombro bien blanco con el cual haciamos las compras, yo cargaba uno pequeño y tenia un olor peculiar, también los teniamos de saco de cabecera, ya que dormiamos en el suelo y lo mas curioso, la mamá de mi tío le hacia calzones de los sacos de manta y como eran de panaderia decian en letras grandes y rojas “Molinos de Costa Rica” que recuerdos; gracias.
Me trae de recuerdo un libro viejo que me encantaba jovencita, mi primer libro: Marcos Ramírez y después descubrí Mi madrina del mismo autor y ahí me di cuenta que un libro te transporta y te hace amar 😍
Si me preguntan un recuerdo en definitiva el más claro que tengo asociado a ese material es en la escuela , cuando año a año para la festividad del 12 de octubre mi madre confeccionaba un bonito traje de india para mí y aclaro que de corte y confección mi madre no sabia nada,; basicamente era un saco de manta con 3 huecos😁 pero yo me sentía realizada porque una vez confeccionado con pinturas y mis dedos le hacía la decoración para que quedará digno de una India moderna y amante de la moda😊 queiba a lucir muy coqueta en el acto cívico.
Agrego a este recuerdo mio, una anécdota o mas bien una historia relacionada con un dicho muy común que mi abuelita solia decir con mucha frecuencia. Ella siempre que alguien hablaba de más o contaba algun secreto indiscreto solía decir su frase “se rajó. Como manta nueva” . Haciendo alusión , supongo, a la facilidad con que esta tela se rasga. al ser cortada🤷♀️.
Gracias por traer recuerdos a mi memoria. Un cordial saludo.
Recuerdo a mi abuelita materna pegando varios sacos de manta previamente lavados y blanqueados para utilizarlos como sábanas.
¡Hola! Mi recuerdo con la manta data de mi infancia gracias a un vestido café que mi mamá me había comprado, el cual me pareció feo desde el primer momento en que lo vi. Mi mamá insistía en que lo usará pues a ella le gustaba mucho, para mí, en cambio, era vergonzoso. Por mucho tiempo lo guardé. Pasó el tiempo y al llegar a mi adolescencia logré apreciar el vestido y me atreví a usarlo, sin darme cuenta que por estar tanto tiempo engavetado su color se había dañado. Creo que al final todo se debió a mi madurez, a la cual le doy gracias porque a causa de ella he aprendido, a mis 32 años, que no importa el qué dirán y que además se debe ser auténtico, al mismo tiempo en que, desde el momento en que aprecié y me encantó el vestido, la manta siguió formando parte de muchas de las prendas de ropa e incluso bolsos que usé durante mi juventud universitaria.
Aunque lo único que me ganado en mis 10 años de vida cuando escucho hablar de rifa. Son los chancletazos de mi abuela por no guardar los platos y las ollas a tiempo, y cuando me dieron un confite por consolación porque perdí la rifa.
Cuando tenía 5 años quise disfrazarme de “Juana la Avanzadora” es una heroína de mi ciudad natal en Venezuela. Todos se disfrazaron de superhéroes. Y Mi abuela me apoyo y con sus manitas confecciono el traje de Juana con tela de manta o yute, quedó hermoso era sencillo. Yo estaba feliz no me lo quite en todo el día. Jugando recuerdo haber roto mi espada y corrí llorando a los brazos de mi madre “MAMÁ ya no soy juana, ya no tengo espada” y mi mami me dijo: “Amadita tú eres más Juana por tu vestido, eres tan valiente y decidida, preferiste una heroína de verdad, con un vestido simple, que disfrazarte de princesa, no llores por la espada. Hoy eres Juana porque vistes como Juana, la espada no es importante”, Luego apareció mi papá con una espada nueva. Y me llevaron a comer pollo. En una mano sostenía el Muslo y en la otra la espada. Es un recuerdo muy bonito. Gracias por motivarme a recordarlo.. Soy Silvia Amada tengo 10 años y me encanta escribir cuentos. Ya he participado en el FEA dos veces y aunque no he ganado, no me rendiré, seguiré escribiendo hasta cumplir las expectativas del jurado. A veces leo sus publicaciones usando el Facebook de mi mamá. Ella no me permite abrir uno. Y usted tiene recomendaciones interesantes. Que me hacen buscar el resumen para que mi mamá lo lea y me permita continuar o no la lectura.
Yo recuerdo los limpiones de manta que teníamos que bordar en la clase de Educación para el Hogar, Todas esas puntadas que aprendí de la mano de la niña Paquita en la Escuela República Dominicana.
Mi mamá compraba sacos de manta en el mercado y los blanqueaba con jabón azul y al puro sol y lluvia. Quedaban muy blancos.
Yo los llevaba muy orgullosa ya cortados y listos para empezar con mi labor de bordado.
Teníamos que hacer un limpión para cada día de la semana.
Esos limpiones estuvieron en mi casa por muchos años, pues la manta es un textil muy fuerte y no se daña fácilmente.
Con esta pequeña historia he recordado tantas cosas hermosas de mi infancia, sobre todo el amor de mi madre y el cariño de mi maestra de hace cerca de 60 años.
Quedaban uno o dos kilos de maíz, arroz o frijoles en el saco. Mamá los vaciaba en el perol de loza para cocinarlos luego.
Descosía hábilmente con sus manos de costurera el saquito, que después lavaba y blanqueaba al sol.
Con la máquina Singer de pedal, creaba fundas para almohada o varios limpiones para la cocina.
¡Qué nostalgia me da recordar aquellos trapitos, que igual servían como tapete para la mesa, tapar los alimentos o envolver, con dos nudos muy apretados,la ollita del almuerzo que cargaba alguno de mis hermanos!
¡Blancos como la espuma, con fino ruedo hecho a máquina y bordados con arabia por las manos santas de mi madre!
Recuerdo el día, lloviznaba y hacia frío, el olor a húmedad invadía en espacio. De pronto por la puerta entró mi madre, un poco mojada, con su cara reflejando cansancio; corrí a recibirla y tomar sus bolsas con las compra; y sabía que en una de ellas venía mi tesoro anhelado. Espere pacientemente que mi madre cambiará sus ropas mojadas y tomará algo caliente, cuando la vi pararse frente a las bolsas nuevamente y enrollar su cabello en un improvisado moño lo supe, al fin vería mi tesoro. Oh sorpresa ! No grata el ver entre sus manos aquella tela sencilla, sin colores, sin vida. Como aquello se iba a convertir es un fantástico traje de india, tenia que ser colorido, alegre; esta tela, la manta, es dura y sin vida. Me fui a dormir pensando como al mostró día iba a librarme de ir a la escuela para no llevar esa cosa horrorosa, ¿un resfrío, dolor de estomago? ¿Cuál será la mejor opción? .
Amaneció y seguía imaginando como escapar de este ridículo público, al pasar a por la.puerta de la sala para ir a la cocina de reojo vi algo que me.hizo devolverme algunos pasos hacia atrás, ¿pero que ven mis ojos? ¿ Qué clase de magia es esta? Aquel pedazo de manta sin gracia ni color se había convertido en un hermoso vestido lleno de color y alegría. Corrí al baño salí ansiosa a probarme aquella maravilla, ya mi madre me esperaba para ayudarme a ponerlo. Dios mio me sentía como una princesa indígena, mi.madre lo.complemento con unos collares y pulseras una hermosa corona de cartulina con algunas plumas que recogió del patio. En mi cuerpo no cabía la alegría y cuando mi.madre se alejo y me dijo – déjame verte, ahí al.mirarla a los ojos vi de nuevo reflejado su cansancio, su desvelo y también su alegría al verme tan feliz. Y fui consiente de la ardua labor que hasta, muy probablemente, horas de la madrugada había realizado mi madre. Me sentí avergonzada por mis pensamientos de la noche anterior, acariciando el vestido con mis manos y viendo la cara de.mi madre le dije: Gracias por salir bajo la lluvia, con poco dinero, y pasar tantas horas haciendo mi traje de india, soy la más feliz , por tener una mamá como tú. Bendito Dios aún la tengo con vida y aprovecho cada día y minuto que puedo comunicarme con ella para decirle cuanto la amo y lo agradecida que estoy por la maravillosa madre que ha sido, ya que salvo aquella ocasión no recuerdo que mientras fui joven, se lo dijera otra vez. Hasta que tuve a mis prodios hijos, entendí todo el amor y sacrificio que había hecho y hace por mi mi madre. . Y cada vez que mis manos tocan un pedazo de manta, recuerdo su cara de cansancio y el brillo en sus ojos al verme tan feliz.
Recuerdo usar manta en la escuela para aprender a bordar. También los trajes que nos hacían para el 12 de octubre.
Mi hermano y yo llevábamos nuestros cuadernos a la escuela rural donde estudiamos en una bolsa de arroz.
Yo a veces envidiaba los salveques que mis compañeros usaban y mi madre con su máquina de coser de pedal, un año nos sorprendió y nos hizo unos lindos salveques que tenían hasta bolsita interior para los lápices de color y se cerraba con dos botones azules.
Recuerdo que el primer día que fui a la escuela com mi bolso me sentía orgulloso y me duró varios años,
Nunca supe como hizo mami para diseñar esos bolsos tan lindos. Seguro ella los diseñó y los hizo con ese talento que la caracterizaba.
Desde entonces, las cosas de manta siempre me recuerdan mi salveque y a mi madre hermosa, que en paz descansa.
El dicho de que alguien es como “un calzón de manta” siempre me ha parecido gracioso, porque se refiere a que es alguien sencillo, humilde…pero creo que también esos calzones no serían nada cómodos y tampoco bonitos, corrientes, baratos, fáciles…así que cuidado cuando les digan que son como “un calzón de manta”…nunca se sabe la intención. Jajaja
Saludos desde Limón,Costa Rica
Soy una mujer de 45 años con tres hijos,cuando mi hijo mayor nació mi Sra madre se dedico a todo el tiempo de mi embarazo a confeccionar mantillas de tela de manta todo hecho a mano de mi viejita,en una esquinita con las iniciales bordadas del nombre del niño.
Aun las conservo las 100 en perfecto estado y pasaron del mayor al de medio y a la última😍.
Me encanta, porque me recuerda mucho la máquina de escribir que tenía mi papá que tenía sus letras en cursiva, yo intentaba escribir con ella, pero no era tan rápida y mi papá siempre nos hacía el favor de pasarnos los trabajos del cole y como olvidar esas maravillosas tardes de café con un libro en la mano y mis anteojos sobre mi nariz, o las múltiples veces que salí a realizar mandados con esas hermosas bolsas de manta, que ningún otro material se le acerca en calidad y a ese olor tan particular que tiene, que me remonta a mi infancia, a mi madre y a mis abuelos 💖📚☕
Durante mi infancia estudié en la escuela pública. A mediados de los años sesenta, cursando el cuarto grado, las niñas recibíamos clases de bordado y los niños aprendían a hacer trabajos en madera. Se marcaba así una diferencia de género en las habilidades que podíamos desarrollar, era algo que se aceptaba en esa época y que hoy sería reprochable.
Alrededor de una mesa nos sentábamos las niñas. Presidía una Maestra quien con buena voluntad y mal carácter nos enseñaba las puntadas que debíamos hacer. Sobre un cuadrado de manta había dibujado o calcado un motivo de flores o frutas el cual adornaría un limpión para la cocina de nuestras casas y seguramente sería el regalo del Día de la Madre. Recuerdo las madejas de hilos de colores.a los que llamábamos “filines”, posiblemente provenía de la palabra “fil”, hilo, de alguna marca francesa de aquella época. Mi costurero de paja con su tapa de almohadilla para colocar las agujas. Y la manta, aquella tela fuerte y con una textura que se palpaba entre su trama y su urdimbre, de color claro pero no totalmente blanco. Esta manta me la había dado mi Papá. La cortó de la pieza de tela que compraba para hacer los forros de las bolsas de los pantalones. Mi Papá era sastre. Ese día, el síndrome de piernas inquietas me jugó una mala pasada como dicen, pues por un movimiento involuntario , pateé a la Maestra. Sabiendo de mi imprudencia y muy acongojada me disculpé. La respuesta de la maestra no fue la que yo esperaba y mi angustia aumentó. Con un tono de enojo y un semblante igual me dijo: “con pedir perdón no se remedia nada”. Yo queriendo ser una niña educada, recibí una respuesta totalmente negativa y me sentí avergonzada. A la semana siguiente me senté en el otro extremo. Solución a mi problema. Tanto me impresionó ese momento, que todavía me acuerdo, aunque ahora lo veo como algo gracioso. La manta en mi infancia fue mi inicio en el bordado. Mi infancia esta bordada de bellos recuerdos de mi Papá sentado frente a su máquina de coser, rodeado de telas, tizas, agujas e hilos, reglas y tijeras. Mi relación con mi padre fue un tejido fuerte, claro y cálido al tacto.
Manta. Pensar en manta es recordar a mi abuelita Herminia, la que me enseñó casi todo lo que sé. Ella recortaba cuadritos de manta del tamaño de un pañuelo y me decía: -mi’jita, venga para que aprenda a bordar, tenía yo 6 o 7 años y tal vez estaba en mi pasatiempo favorito, mi vicio, “comiendo libros” como ella me decía, ya que al haber aprendido a leer a los 4 años, para ese tiempo era una ávida lectora, mi compañero inseparable, un diccionario donde buscaba el significado de las palabras desconocidas. Así con la interrupción de mi lectura, me sentaba al lado de mi abuelita, cuyas manos olían a amor y pan recién horneado, a ver cómo ella me enseñaba a realizar hermosas puntadas con hilos de Arabia de brillantes colores en ese humilde trozo de manta. Luego fuimos avanzando, realizaba servilletas y limpiones, más adelante fundas para almohada, por ultimo una blusa y bolsos. Mi abuelita me enseñó que la manta es un género noble a pesar de su humildad, me enseñó a blanquearla, hice mantillas para mis hijos, bolsas para las compras, forros para almohadones, almohadas y más, y el legado ha pasado de generación en generación y así mi hija y mi nieta también aprecian las maravillas que se pueden realizar con manta. En el transcurso de mi vida aprendí a amar la bella manta.
Recuerdo que mis papás decían muy a menudo “más sencillo que un calzón de manta” o a veces en lugar de “más sencillo”, “más humilde”. Es una tela que quizá no sea muy atractiva por lo simple que se ve, pero es de mis telas favoritas por lo ecológica y tradicional. Además es fuerte y muy funcional.
Hola!! Mi recuerdo de la infancia con la tela de manta es que mi mamá me hacía vestidos para participar en los actos cívicos del kinder y la escuela y yo podía pintarlos con temperas y decorarlos 🎨😍
Me recuerda los dibujos autoctonos de los indigenas, también los parchecitos de tela que unía mi abuela hasta formar una sábana para la cama ❤… los libros me hacen pensar en las obras literarias que nos facinan. Así como los personajes que en las novelas que leímos amaban coleccionar libros, como Anne de las tejas verdes, y Josephine March de mujercitas.
En mi infancia fuimos 8 hermanos, mi mamá usaba los sacos donde venía el azúcar y la harina, para hacer limpiones de cocina, bolsita para el pan, fundas y a las 5 mujeres, ella nos hacía vestidos, éramos muy pobres pero fue una época muy feliz en mi vida!
Solo recuerdo que cuando tenía 14 años ( hace unos 11 años) le pedí a mi mamá de esa tela en color beige y ella fue a comprarla junto con un vivito como le llama ella , de color rojo y fui donde la costurera para que me hiciera una engua larga y lo mejor de todo es que la señora la hizo mejor de como yo la imaginaba, yo amaba esa enagua pero más amo a mi madre que nunca a dejado de ser un ejemplo de superación y mujer esforzada amorosa y trabajadora , creo que me parezco mucho a ella. Pero mi padre es el culpable de que yo sea amante de la lectura 😍☺
Mi Abuelo paterno, tuvo una granja , y en esa época el alimento de las gallinas venía en sacos de manta de colores y con dibujos. Mi Madre utilizaba tales mantas para hacernos vestidos a mi hermana y a mí. Eran mantas muy lindas.
En mi infancia nuestros padres utilizaban la manta para muchos usos siempre recuerdo como los utilizaban para ir al mercado mi madre los utilizaba para hacer fundas y para las sábanas las lavaban muy bien y las dejaba bien blanquitas y hasta nos hacía pijamas a mi hermano y a mí por eso cuando veo la manta me vienen a mi mente esos bellos recuerdos que atesoro con todo mi corazón 💖
El recuerdo mejor guardado con una manta es de mis primeros años de escuela, para una celebración del 12 de octubre, día de encuentro de culturas. Para el acto cívico nos dividieron en indígenas y españoles, y a mí me tocó el papel de indígena. Mami entonces buscó referencias en libros, cuando eso no había internet en casa, y al final me cosió un traje en manta, le hizo unos bordados sencillos a mano y le pegó granos de maíz. No sé si en realidad los trajes indígenas eran así, pero yo me sentía como tal; ese día me sentí super feliz y orgullosa del trabajo de mi mamá: ese año ese traje fue el más gustado.
Mi traje de India en quinto grado mi mamá me lo hizo y lo pintó , quedo lindisimo
Mami siempre me contó que todos nosotros, dormíamos en sacos de esos que venían antes con el azúcar. Ya después de lavados quedaban muy blancos y también se hacían las ropitas de mis hermanos y mías. Cuando nació mi hijo mayor, le hice camisetas de manta porque dice mami que son muy buenas para proteger el pecho, Los dos siguientes también usaron su camiseta de manta muy blanquita
La manta me recuerda los hermosos limpio es para la cocina de mi abuela Ángela bordados con sus delicadas manos
Mi abuela hacía unos bordados maravillosos en tela de manta ❤️… Sin duda alguna es uno de los recuerdos más hermosos que tengo de ella.
Éramos de escasos re ursos y mi madre tuvo que ponerme mantilla de manta. Dicen mis tías que ellas leían los anuncios en mi tracero. Y tuve una niñera que me cuidaba, no tenía experiencia ni mi madre dinero para pagar más. Ella muchas veces pasaba recto la manta con las gasillas por mi piel, yo lloraba mucho de dolor, y me trataban de llorón hasta que descubrieron lo que pasaba conmigo. Y ella recuerdo que también me mandó a la escuela en primero con cuadernos forrados con manta. Esos son mis recuerdos..
Cuando era niña me llevaban a la clase de Educación para el Hogar y mientras bordaba en la manta, flores, hojitas y cadenitas de colores, veía a los barones por la ventana jugando en el jardín …para ellos educación para el hogar era hacer que sembraban,…en realidad nunca creció ninguna 🌱 planta ni medio frijol,solo sembraron la diferencia y la desigualdad con la crecimos las mujeres que hoy tenemos 48 años y que crecimos con ganas de jugar un poco más libres sin tener la educación para el hogar en los hombros.
Recuerdo leer mucho los cuentos de mi tía Panchita, me identificaba con los personajes y me transportaba
Recuerdo de mi infancia ver a mi abuela paterna pintando sobre manta, ella era una gran artista y siempre está improvisando sobre dónde plasmar su arte,lo atesoro en mi corazón todo esos recuerdos 😍❤️
Mi recuerdo de infancia es ver a mi abuela paterna pintando sobre manta, ella era una gran artista y siempre está improvisando sobre dónde plasmar su arte, son recuerdos que atesoro en el corazón ❣️❤️😍
La manta me trae muchos recuerdos similares a los de otras personas que han comentado, como la ropa interior confeccionada con la tela proveniente de los sacos de harina, o bien, los trajes de indio en las celebraciones escolares. Pero mi recuerdo favorito es de cuando yo estaba en tercer grado y mi mamá me preparó 7 cuadros iguales de manta cruda, para que hiciera unos limpiones bordados y pintados con los nombres de los días de la semana, para la clase de costura de la escuela. Me encantó la actividad y siempre he estado muy orgullosa de ellos pues aún los conservo.
Mi mamá nos contaba, que en los tiempos de guerra escaseaba todo, las telas también. Que las mujeres usaban los sacos de manta que traían la harina para hacer ropa y sábanas, bien blanquita quedaba la manta. Y que los hombres llevaban su saco de manta para jalar el diario los sábados. Dios guarde un saco de manta percudido o veraguado. Además de saquito para meter al bebé y llevarlo alzado, caliente y protegido. Cuando podían bordaban con aquellas manos bendecidas los limpiones, tapetes, sabanitas…todo hecho con manta . Bendito sea Dios por ella.
Estimada doña Virginia. Espero se encuentre bien. Me alegra informarle que usted es la ganadora de la rifa del bolso de manta. Por favor, escríbame al correo josedavidgm2020@gmail.com para coordinar el envío. Muchas gracias por participar y compartir esa hermosa y cálida historia. Buenas noches.
En una actividad de la escuela me vistieron de india con ese material, fue muy divertido.
¡Awwww! Definitivamente me recuerda a mi infancia, los trajes del kinder para diferentes actividades, e incluso en la escuela. ¡Seria un sueño ganármela!
En el colegio me atreví a participar en el “Reinado del Maíz”, porque la verdad si parezco una indita, y mi mamá toda contenta haciéndome el traje de manta y decorado con puros granitos de maíz, ¡qué paciencia de señora! (yo le ayudé también), y qué creen? Pues sí, ¡gané!, mami toda orgullosa tomándome fotos y aplaudiendo, y yo feliz de verla a ella así. Y ese montón de libros me trae el recuerdo de mi papá, qué semanas antes de irse para la “Yunai”, su regalo de despedida fue un camión lleno de libros, yo tenía unos 9 años creo cuando veo que llega un carro con unos señores, y ellos abrieron la puerta trasera del camión, y era de bajar y bajar libros, enciclopedias de ésto y aquello, libros en inglés y español, qué contentera la mía, recuerdo que cuando los señores terminaron y se fueron mi papá se me acercó y me dijo “Vito, éste es mi regalo de despedida para usted, para que lea cuánto quiera y aprenda muchas cosas”, yo sentía emoción y tristeza al mismo tiempo, mi papá era peón en una finca, y con lo que pudo recolectar de platita me compró ese montón de libros; esos son dos de los mejores recuerdos que guardo en mí corazón, dos muestras de amor y sacrificio de parte de mis humildes y amados padres, todo lo dan por uno.