Esa fue la segunda sugerencia que me hizo ayer la escritora costarricense Gabriela Peña-Valle, autora del libro Diario de la histeria, publicado el año pasado por Encino Ediciones.

La primera recomendación fue: “Lea una entrada por día. Si así lo desea”.

Pocos minutos antes me había ofrecido enviarme su novela por Correos de Costa Rica, pero además de agradecerle el ofrecimiento le dije que ya la tenía (la adquirí el 1º de junio del 2020).

Luego desembocamos en la segunda propuesta: “Se lee mejor con chocolate”.

Pues bien, esta mañana compré un paquete de Milo en polvo con la idea de preparar esta noche un chocolate caliente y leer esta obra de 57 páginas.

Lo confieso: se me hizo agua la boca de tan solo pensar en la bebida espumosa que tomaría antes de acostarme y que me ayudaría a dormir abrigado por dentro.

Esta tarde le escribí a Gabriela para contarle que había comprado el chocolate.

Su respuesta: “¿Y tiene vino? Chocolate, vino y una entrada del Diario”.

Fue entonces cuando me percaté de que me había equivocado de chocolate. La escritora se refería a la golosina y yo pensé en la bebida.

Se lo confesé de inmediato a Gabriela, quien me envió una serie de emoticones riéndose hasta las lágrimas.

La verdad, yo también me reí de ese divertido e inocente malentendido en materia de comunicación.

Pero bueno, ya que mencioné la marca Milo -de cuyo producto disfrutaré dentro de pocas horas- les cuento que esa bebida láctea con cacao nos acompaña desde 1934 (87 años).

Fue creada por Thomas Mayne, un ciudadano australiano, y su nombre se inspira en el atleta griego Milón de Crotona (siglo VI a. C.), quien destacó en la lucha libre.

Vean ustedes todo lo que se mezcló en los trece párrafos anteriores: literatura, chocolate, vino, comunicación, Australia e historia griega…

¡Definitivamente la vida es una licuadora que mezcla los más disímiles ingredientes! Y sea como sea, “se lee mejor con chocolate”, pues al menos le quita lo amargo aunque sea por un rato.

José David Guevara Muñoz
Editor de Don Librote