La viuda Mangada es un cuento escrito por la estadounidense Sylvia Plath (1932-1963) en 1956. Lo leí esta mañana desde el último párrafo (número 39) hasta el primero.

Sí, de atrás hacia adelante. Por eso escribí en ese mismo orden el título del relato en el encabezado de esta nota.

No sé por qué desperté esta mañana con el antojo de leer de esa manera, en contravía. Así lo hice entre las 10:50 y las 11:07 a.m.

A lo mejor, pero quién sabe, se trato de una locura, un divertimento, una broma para romper la rutina. De cuando en cuando hay que llevarle la contraria a la monotonía.

De haber recorrido la historia en el sentido en que fue redactada, la habría devorado en menos tiempo pero no quise apresurarme pues me interesaba armar el rompecabezas en ese viaje de 17 minutos que arrancó en el final y terminó en el inicio.

Fue así, leyendo sin devolverme sobre los pasos de mis ojos en el papel, como me di cuenta que se trata de una narración en torno a una pareja de escritores jóvenes que visitan la ciudad de Benidorm, en balneario ubicado en la costa este de España, específicamente en Valencia.

Ambos tórtolos llevan poco dinero en los bolsillos, por lo que terminan hospedándose en una casa en donde no hay agua caliente ni potable, tampoco electricidad y cuya despensa estaba siempre llena de hormigas.

La residencia contaba solo con un baño, pequeño, y un anticuado hornillo de gasolina.

Como parte de la tarifa de ganga del hospedaje, aquellos escritores tenían que hacer diversas labores domésticas. Entre ellas, lavar los platos después de cada comida.

“¿Qué ricos estarían dispuestos a hacer la compra y cocinar? ¿Quién, si no estudiantes y escritores sin blanca como nosotros?”, ser pregunta la pareja en medio de un pueblo de lecheros que reparten su producto en bicicleta, panaderos sin camisa, carretas tiradas por burros y hombres con sombrero.

El cuento no lo dice pero los protagonistas son Sylvia Plath y su esposo Ted Hughes, también escritor, quienes pasaron su luna de miel en la casa de una viuda mangada (por usar vestidos largos, como si fuesen mangas) en Benidorm.

¿O más bien en mrodineB, en aicnelaV, añapsE?

JDGM