La primera de esas cifras corresponde al día de hoy: 27.

El segundo número alude al mes en que estamos, julio: 7.

La tercera y última cantidad se refiere al total de libros de segunda que entregué esta mañana en La librería andante, en San Pedro de Montes de Oca.

En ese local venderán tales ejemplares en la sección de textos usados.

Doy así el primer paso en la intención que compartí con ustedes el pasado 22 de julio: desprenderme -sea mediante venta, obsequio o donaciones- de la mayoría de los más de 7.000 inquilinos de mi biblioteca.

“Me tienta la idea de viajar ligero por esta vida. Es decir, que cada vez que cambie de residencia no me vea obligado a comprar más de 100 cajas de cartón para acomodar mis ejemplares”, escribí cinco días atrás.

Elegí los primeros 120 volúmenes ayer, durante un atento y lento recorrido por algunos de los estantes. No fue una tarea fácil, pues soy un amante apasionado de los amigos de papel que han estado a mi lado en momentos importantes de la vida.

Pero la pandemia que nos acompaña desde marzo del año pasado me ha enseñado, entre otras lecciones, que hay que aprender a desprenderse, pasar páginas y no postergar planes.

Hace un rato reacomodé los anaqueles en los que quedaron algunos espacios vacíos luego del zarpe de estas más de cien barcos literarios. En este caso, no se trata de quemar las naves, sino de permitir que se esparzan como dientes de león.

Voy a ir poco a poco, muy poco a poco, con esta tarea, pues no quiero cometer errores por culpa de la prisa. Tampoco me urge despejar ya las despensas que alimentan y nutren mi cerebro.

Solamente armado de paciencia (una virtud que no me distingue) podré escoger los textos que permanecerán a mi lado, los que venderé y los que regalaré-donaré.

Pensándolo bien, podría rifar algunos ejemplares entre quienes frecuentan esta página donde comparto inquietudes, gustos, experiencias, sueños, ideas y recomendaciones desde el 20 de noviembre del 2015 (cuando este espacio nació en Facebook con el nombre de Don Librote me engancha, pero que se mudó a su propia casa el 31 de agosto del año pasado con un nombre más corto: Don Librote.

¡Qué torta! ¡Casi lo olvido! ¿Qué representa el 50 del título de esta nota?

Se refiere a la cantidad de ejemplares de mi libro En busca de Sancho que entregué hoy en las bodegas de la Librería Internacional, la cual va a empezar a vender a este hijo mío dentro de pocos días.

Comparto el enlace al subhome de Noticias de Sancho, en donde encontrarán información sobre esa obra: https://donlibrote.gente-divergente.com/noticias-de-sancho/

Permítanme agregar una cifra más y que no forma parte del título de estas líneas: 59. La edad en que vivo estas valiosas experiencias.

27, 7, 120, 50, 59…

¡Hay que hacerle números a la vida!

José David Guevara Muñoz
Editor de Don Librote