Algo me dijo que debía comprar ese libro.

¿Cuál?

Uno que llamó mi atención debido a la pregunta que se planteaba en el cintillo de papel que rodeaba al ejemplar: “¿Puedes sentirte solo rodeado de gente?”

De inmediato extraje el volumen del estante en el que se encontraba en el local de la Librería Internacional ubicado en el límite entre Tibás y Moravia.

Fiel a mi hábito de no comprar un libro sin antes ojearlo y hojearlo, iba a pedirle a Joel -un atento vendedor- que me hiciera el favor de liberar la obra del empaque plástico que la protegía.

Sin embargo, esa voz misteriosa que suelo escuchar en esos negocios me dijo: “Anímese a comprar este libro sin antes revisar su contenido. Salga de la rutina; en este caso vale la pena”.

Le hice caso y de inmediato caminé hasta la caja para pagarlo. Una apuesta arriesgada, pues nunca había leído nada escrito por el autor cuyo nombre aparece en la esquina superior izquierda de la portada.

Aquel día, el de la compra, llegué a casa, liberé el ejemplar del empaque plástico y me puse a leerlo de inmediato. Quería estar seguro de no haberme equivocado, o bien, no haber sido víctima de una broma de la misteriosa voz.

Fue así como descubrí que se trata de un texto de 275 páginas escrito por un hombre valiente.

Valiente porque en la introducción de nueve páginas menciona -sin adornos ni rodeos- los fantasmas y demonios que atormentan su existencia: narcisismo, incapacidad para enfrentar la vida, fuegos internos que lo queman a diario y víctima de abuso infantil desde los seis hasta los diez años.

Además, depresión, ansiedad, estrés, angustia, pánico, actuar de conformidad con las expectativas ajenas, fragilidad, imperfección, insomnio, rabia, imaginación desbocada, mente descontrolada e incapacidad para disfrutar los buenos momentos.

No es cualquiera quien tiene valor para confesar abiertamente los serios problemas que lo aquejan; en especial, en un planeta en el que mostrarse perfecto, ecuánime, razonable, equilibrado y prudente es una buena carta de presentación.

Lo único que le infunde verdadera paz y sosiego a ese ser humano británico-español es la música clásica, tanto la que escucha como la que interpreta en el piano.

¿Su nombre? James Rhodes (1975).

¿El título del libro? Fugas o la ansiedad de sentirse vivo. Editorial Blackie Books.

Vale la pena leer esta obra escrita por una persona de carne y hueso, en especial durante aquellos días o épocas en las que experimentamos esa incómoda sensación de no calzar en este mundo o cuando nos ronda la tentación de actuar como si fuéramos santos de yeso que nunca tropiezan ni se equivocan.

De vez en cuando hay que dejarse guiar por los presentimientos…

José David Guevara Muñoz
Editor de Don Librote