El hombre que figura en la foto que acompaña a este texto se llama Bernhard Schlink, es un jurista alemán que forma parte de la corte constitucional del estado Renania del Norte-Westfalia y enseña historia de la ley en la Universidad Humboldt de Berlín.

También es escritor. Un buen escritor.

Cuando afirmo lo anterior tengo en mente dos de sus virtudes como hombre de letras: su interesante perspectiva de la condición humana y el uso mesurado del lenguaje.

En su calidad de autor, Schlink no juzga a sus personajes; se limita a mostrarlos a través de hechos, momentos y circunstancias concretas de la vida cotidiana y deja en manos de los lectores el fallo final (si es que alguno osa imponer una pena).

Todo ello dentro de un universo que construye con los vocablos apenas necesarios para permitirnos entrar en escena, ser testigo de los acontecimientos como si formáramos parte de la historia o como si observáramos las situaciones a través de una puerta o una ventana.

Aprecio a los escritores que dicen mucho con tan poco, que no allanan con verborrea el derecho del lector a imaginar, suponer, atar cabos, preguntar, darle forma a su propia historia.

Conocí a este juez escritor a través de las páginas de una novela erótica llamada El lector, publicada en 1995 y la cual tiene que ver con el Holocausto, un tema controversial en su país.

Hace algunos días leí uno de sus cuentos, Temporada baja, el cual forma parte del libro Mentiras de verano.

Se trata de un relato sobre un amor que marcha viento en popa durante las vacaciones, pero se trunca cuando los amantes -Richard y Susan- retornan al mundo de las rutinas, compromisos, ajetreos…

En ambos textos, el mismo Bernhard Schlink que explora en el alma humana (ese espacio habitado por temores, prejuicios, suposiciones, contradicciones, complejos, etcétera) y emplea las palabras apenas necesarias para invitarnos a pensar, recrear, conocernos mejor.

Tengo pendiente leer alguna de las novelas policíacas de este jurista que hasta ahora no relaciono con una condena, sino con una absolución.

Se los recomiendo.

JDGM