Libro 1
Gracias a los libros que papá y mamá nos leían cada noche a sus cuatro hijos, conocí y disfruté los Cuentos de mi tía Panchita antes de aprender a leer.
Uvieta, Tío Conejo y Tío Coyote, Juan el de la carguita de leña, Salir con un domingo siete, Tío Conejo comerciante, La flor del olivar, El tonto de las adivinanzas, Tío Conejo y los quesos, La cucarachita mandinga, La suegra del Diablo, Tío conejo ennoviado y otros relatos despertaron mi imaginación.
Amar es compartir historias que dejan huella.

Libro 2
¢7,00. Esa suma pagaron mis padres por la primera Biblia que me regalaron. Tapas negras duras, canto rojo, papel blanco, mapas en blanco y negro. Se la compraron a don Guido Picado, un comerciante que recorría todos los rincones del país a bordo del Libromóvil, un vehículo cargado de textos religiosos.
Primero leí, luego creí, después analicé y pensé, acto seguido pregunté, pasado el tiempo estudié y profundicé, también dudé y cuestioné, y ahora sigo buscando y explorando.
Amar es compartir historias que invitan a razonar.

Libro 3
En algún momento de mi adolescencia cayó en mis manos un libro titulado Manchado, el cual, escrito por un costarricense cuyo nombre no recuerdo, consistía en una serie de relatos en torno a la amistad entre un niño y un perro.
Aquel animal dulce, noble, travieso, pícaro, inteligente y juguetón se ganó mi cariño a lo largo de las páginas. Lloré su muerte pues a mí ya se me había muerto Keeper, un boxer inglés que fue el fiel compañero de mi niñez.
Amar es compartir historias que nos recuerdan que nada es para siempre.

Libro 4
Las primeras lecciones de Español que recibí en el colegio me resultaron sumamente aburridas. Aquella profesora que enseñaba con desgano y explicaba con pereza no me invitaban a sumergirme en los misterios de la lengua de don Miguel de Cervantes Saavedra.
¡Por suerte uno de los libros de texto era Cuentos de angustias y paisajes, de Carlos Salazar Herrera. Me entretenía leyéndolos con disimulo mientras la docente sembraba bostezos en un aula con casi cuarenta alumnos. Me enamoré de esos relatos que releo de cuando en cuando.
Amar es compartir historias que nos sacan del aburrimiento.

Libro 5
Fue en las vacaciones de tres meses entre noveno y décimo que leí por primera vez El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.
Diversas personas me habían dicho que era un libro aburrido y pesado, pero la verdad es que lo gocé, reí y disfruté en grande. Me sedujo, hasta el día de hoy, ese elogio a la locura, los sueños y la fantasía.
Amar es compartir historias que nos enseñan que no todo en la vida es racional, grave y formal.

Libro 6
Platero y yo. El primer ejemplar que tuve de este relato lírico me lo regaló, al terminar el curso lectivo de décimo, el papá de una compañera que tenía una librería.
¡Flechado por la poesía! Leer esta obra fue como devorar una manga madura, dulce y jugosa; el caldo de las palabras hermosas escurría por mi barbilla y brazos.
Amar es compartir historias que nos muestran el lado bello de la existencia.

Libro 7
¿Saben cuál fue el primer libro erótico que leí y despertó mi gusto por la sensualidad? Uno que forma parte del canon bíblico del Antiguo Testamento: Cantar de los cantares, atribuido a Salomón.
Tus dos pechos, como gemelos de gacela, que se apacientan entre lirios… Como panal de miel destilan tus labios, oh esposa; miel y leche hay debajo de tu lengua… Hermosa eres tú, oh amiga, como Tirsa; de desear, como Jerusalén…
Amar es compartir historias que no reprimen el deseo humano.

Otro día compartiré con ustedes más libros que han sido como los buenos amores en mi experiencia como lector. Por ahora estos siete que me acompañarán hasta que la muerte nos separe.

José David Guevara Muñoz
Editor de Don Librote