… pero que sin embargo dice mucho.

Se trata de una historia de 36 páginas en las que las vocales brillan por su ausencia, las consonantes ni siquiera se insinúan y a los signos de puntuación al parecer los absorbieron los microscópicos poros de las gruesas hojas de papel.

Aún así, los vocablos no hacen falta, no se les echa de menos pues los hechos están muy bien narrados con las ilustraciones de la artista española Neus Caamaño (1984).

El cuento, titulado Por una manzana, gira en torno a la única de estas frutas que queda a la venta en un tramo donde se expenden productos de la tierra.

Resulta que dos clientes, ambos con sombrero pero uno con corbata y otro con corbatín, descubren esa manzana al mismo tiempo y deciden comprarla, lo cual genera una agria disputa entre ambos.

Los dos hombres, adultos caprichosos e inmaduros, se encaran en cuatro de las páginas y pujan -dinero en mano- por la fruta en cinco páginas, ante la mirada impasible de la vendedora.

Sin embargo, de repente observan sorprendidos que el fruto en pugna comienza a desaparecer paulatinamente, como si dos bocas invisibles estuvieran devorándola desde ambos hemisferios.

Llega el momento en que sólo queda el endocarpio (el centro con semillas). Es entonces cuando se desvela el misterio: dos gusanos se comieron la parte carnosa, dos gusanos que -al igual que los dos hombres- se encaran también en agria disputa.

¡Todo por una manzana!

Esta historia me hizo recordar un incidente del que fui testigo la semana pasada: los gritos, insultos y amenazas en que se enfrascaron dos choferes cuyos vehículos se encontraron en un cruce vial en el cual había espacio para que avanzara únicamente un carro.

Ninguno estaba dispuesto a ceder, lo cual produjo un atasco -con pitoretas escandalosas- detrás de ambos automotores.

Lejos de actuar como los adultos que parecían ser, se comportaron como dos perros callejeros disputando un hueso: gruñían, ladraban y se mostraban los colmillos.

No sé en qué paró el incidente pues decidí marcharme a hacer algo más importante que contemplar un lamentable espectáculo que refleja parte de la violencia y agresividad que -me parece a mí- han ido ganando terreno en nuestro país.

Me sentí con el ánimo del que habla el nombre de la editorial española que publicó este cuento en abril del 2018: Tres Tigres Tristes.

Así de irascibles nos ponemos en Costa Rica por un derecho de vía, una opinión, un estilo de vida, una idea, un proyecto, una demora, un no por respuesta, un partido de fútbol, un error ajeno, una divergencia…

Por una manzana…

JDGM