Sábado 1º de enero del 2022…

Acababa de sentarme en una de las sillas del comedor a beber mi primer café del día y del año cuando recibí una llamada telefónica de mi madre.

–Hijo, ¿está viendo el Desfile de las Rosas?
–No, apenas voy a desayunar.
–Es que ya he visto dos carrozas con el motivo de la lectura y pensé que a usted le gustaría verlas.
–¡Claro que sí! Voy a encender el televisor. Gracias por avisarme.

De inmediato busqué el control remoto y me convertí en un televidente tipo rana: me la pasé saltando de un canal a otro, del 7 al 6, del 6 al 7 y así sucesivamente.

Alcancé a ver dos carrozas en las que aparecían lectores y celebré el hecho de que así sucediera en un hermoso evento con 133 años de tradición y que este año volvió a las calles de Pasadena, California, luego de que el año pasado se suspendiera por culpa del maldito Covid-19.

Esta vez participaron 42 carrozas con más de 18 millones de flores traídas de varios países de Latinoamérica y en cuya organización participaron más de 935 voluntarios que sumaron más de 80.000 horas de trabajo.

¿Sabe usted cuál fue el tema de esta ocasión? “Soñarlo. Creerlo. Lograrlo”, con el propósito de incentivar la educación de cada una de las personas que sintonizan el desfile.

¿Y qué mejor forma de hacer un llamado a la formación que aliándose con los libros?

“Los libros son las rosas más bellas”, pensé mientras observaba a una niña de flores leyendo un libro de flores.

Otras ideas surgieron en mi mente…

-Las hojas de los libros son pétalos en los que los colibríes humanos libamos el néctar de la vida.

-Cada vez que abrimos un libro, nuestra mente se convierte en un jardín donde florecen la imaginación, fantasía, creatividad y sueños.

-Los libros también tienen espinas, pero ¡qué deliciosa es la sangre que derramamos con sus pinchazos!

-Una casa habitada por los libros tiene el aroma del rosal.

Brindo por un 2022 lleno de rosas literarias.

José David Guevara Muñoz
Editor de Don Librote