Siempre que tropiezo en mi biblioteca el libro Agujeros negros, del físico británico Stephen Hawking (1942-2018), me acuerdo de aquel estafador…

No recuerdo su nombre ni el de su esposa, pero sí tengo presente que aseguraba con contundencia ser físico y predicador. Con ese cuento arribó a Costa Rica, específicamente a la Iglesia Bautista en San Pedro (situada en las inmediaciones de la Universidad de Costa Rica).

Y bueno, se le dio espacio para que dictara algunas conferencias sobre el Universo y, en especial, sobre los agujeros negros, tema en el que era todo un erudito, según afirmaba ese hombre de unos 65 años que decía ser ciudadano cubano-francés.

“En este momento, mientras yo habló aquí Costa Rica, en París, Francia, hay una importante comunidad de científicos debatiendo varias de mis teorías revolucionarias sobre los black hole“, decía.

De acuerdo con Wikipedia, “un agujero negro​ es una región finita del espacio en cuyo interior existe una concentración de masa lo suficientemente elevada como para generar un campo gravitatorio tal que ninguna partícula material, ni siquiera la luz, puede escapar de ella”.

“Piensa en una alcantarilla gigante en la que el agua cae en movimiento espiral. Cuando se desliza por el borde de la alcantarilla -el llamado “horizonte de sucesos”- no tiene forma de regresar”, explica Hawking en su libro.

La cosa es que aquel visitante no solo se presentaba como un físico de renombre, sino también como un predicador de alto vuelo. Yo tuve la desdicha de escucharlo hablar en ambos escenarios.

Para no hacer larga la historia les cuento de una buena vez que el tipo era un charlatán marca diablo, por lo que rápidamente se le cerraron las puertas en la iglesia mencionada.

Ofendido por lo que consideraba un atropello a un gran científico y teólogo, el tipo se paró frente al templo y lo maldijo diciendo que esa congregación desaparecería pronto (lo cual no ha ocurrido aunque ya transcurrieron más de 20 años de tal profecía).

Pocos meses después nos enteramos de que ese Albert Einstein de pacotilla se fue a Panamá en compañía de su esposa, en donde fue recibido por una iglesia a cuyos miembros estafó y se dio a la fuga.

Es decir, el agujero negro era él; todo lo que tocaba, desaparecía.

José David Guevara Muñoz
Editor de Don Librote