“Es curioso recordarlo, recordar esa primera lectura…”, anotó el escritor mexicano Emiliano Monge en el prólogo a la novela La carretera, del estadounidense Cormac McCarthy (1933).

Se trata de un libro que narra el viaje realizado por un hombre y su hijo a través de territorios desolados producto de un evento -el relato no especifica cuál- que destruyó la mayor parte de la vida sobre nuestro planeta.

Pero no es mi intención transitar ahora sobre esa carretera, sino más bien sobre el camino de la memoria.

Y es que ese “recordar esa primera lectura” me hizo evocar dos experiencias personales.

Primera memoria: mi lectura inicial de Zorba el griego, del autor Nikos Kazantzakis (1883-1957). Me sumergí en una edición de 374 páginas entre el 13 y el 24 de julio del 2016.

Es una de esas historias que disfruto intensamente gracias a la humanidad (locura, pasión, espíritu festivo, irreverencia…) del personaje principal.

Sí, me refiero a Zorba, un griego extrovertido que ejerce una gran influencia existencial en Basil, un tímido y “políticamente correcto” escritor inglés que vivía más apegado a las reglas que a la vitalidad y la espontaneidad.

En mi opinión, Zorba es un quijote moderno, solo que este protagonista no busca “desfacer entuertos”, como lo soñaba el Caballero de la Triste Figura, sino beberse el embriagante elixir de la vida hasta la última gota.

Uno de los mayores actos de justicia que se le hizo a ese célebre personaje literario fue escoger al actor mexicano-estadounidense Anthony Quinn (1915-2001) para interpretar a Zorba en la película producida en 1964.

Basil es el Sancho de ese caballero que en vez de cabalgar sobre Rocinante, tomaba vino y bailaba sobre la arena. No se quede sin ver este breve video de la danza de aquella maravillosa película.

Segunda memoria: precisamente vinculada con el baile de Zorba. Viajé, en julio del 2016, 49 años en el tiempo y aterricé en el kínder de la escuela Jorge Washington en San Ramón de Alajuela, donde tuve mi primer contacto con las aulas del sistema educativo.

Cada mañana, iniciábamos la jornada bailando una de dos melodías: el tema musical de la serie original de Batman (transmitida por primera vez el 12 de enero de 1966) y el tema musical de la película de Zorba.

Tratar de imitar a Anthony Quinn (en aquel entonces yo no sabía quién era ese señor) en el salón principal del kínder era una explosión de alegría y energía. Pocos minutos después, entrábamos a las aulas sudados pero contentos.

“Es curioso recordarlo, recordar esa primera lectura…”

A partir de hoy compartiré con ustedes mis vivencias en torno a lecturas iniciales de algunas novelas que me han marcado positivamente.

Porque hay novelas que se quedan a vivir en nuestra memoria.

José David Guevara Muñoz
Editor de Don Librote