El segundo se llama Mortimer; el tercero, Raymond; el cuarto, Charlie, y el quinto, Lloyd.

Henry es el sexto; Joe, el sétimo; Oliver, el octavo, y Albert, el noveno y último de la lista.

¿De cuál lista? Paciencia, ya se los diré; antes quiero contarles algo breve de cada uno de ellos.

Freddie es el típico bufón, el showman, el hombre que capta la atención en fiestas y reuniones con sus sentido del humor y sus canciones. La sátira a flor de labios.

Mortimer se tomó una foto con su traje entero.

Raymond llega a la playa, se pone su traje de baño e ingresa en el mar hasta la altura de los tobillos. De ahí no pasa.

Charlie es todo un parlanchín, una de esas personas que se apodera de la palabra y cuesta que la ceda. Adicto al monólogo.

Lloyd siempre usa corbatas que no se dañan si se lavan.

Henry es el clásico consejero en cualquier terreno. Sabe siempre lo que se debe o debería haber hecho. Tiene siempre a mano sugerencias y críticas constructivas.

Joe padece de guaro vaquero.

Oliver es capaz de simular que su dedo índice es un taladro para explicar con lujo de detalles y asquerosidades el tratamiento que le está haciendo el dentista.

Y Albert tiene la manía de rociar azúcar sobre las tajadas de tomate que va a comer.

Se trata de los personajes del cuento Hombres con los que no me he casado, de la escritora estadounidense Dorothy Parker (1893-1967).

La también autora de Una rubia imponente y Colgando de un hilo, entre otros libros, fue reconocida en el ambiente cultural neoyorquino por su mordaz sentido del humor, sarcasmo y pluma afilada y venenosa.

De esas características dan cuenta los 57 relatos que forman parte de la obra Narrativa completa, publicada por Editorial Debolsillo.

Entre ellos, el cuento ya mencionado (publicado por primera vez el 17 de junio de 1922, en el periódico 𝘛𝘩𝘦 𝘚𝘢𝘵𝘶𝘳𝘥𝘢𝘺 𝘌𝘷𝘦𝘯𝘪𝘯𝘨 𝘗𝘰𝘴𝘵), en el que rinde “homenaje” a los tipos con los que no contrajo matrimonio.

Seguro que a ojos de sus madres
cada uno es un hombre de verdad.
Pero aunque estén en lo alto del ranking en casa,
yo no cambiaría de opinión por ellos.

Vale la pena leer a esta mujer que supo captar el lado oscuro de la vida urbana en el siglo XX.

¡Recomendada!

Por cierto, supongo que cada quien tendrá su lista de personas con las que no se casó…

José David Guevara Muñoz
Editor de Don Librote