Es un cuento del cubano Guillermo Cabrera Infante (1929-2005) el que da pie a la pregunta planteada en el título de esta nota.

La historia, de apenas once renglones, se titula El niño que gritaba: “¡Ahí viene el lobo!”

Este relato escrito por quien ganó el Premio Miguel de Cervantes en 1998 trata sobre un pequeño cuyos recurrentes alaridos asustaban a los habitantes de una casa de vecindad.

Un hombre que iba pasando por ese conventillo se extrañó de que los vecinos corrieran a esconderse cada vez que el infante anunciaba a voz en cuello “¡Ahí viene el lobo!” No se quedó con la duda, sino que preguntó.

Fue así como se enteró de que lo que en realidad gritaba el niño era “Ahí viene Lobo!”, el apellido del propietario de aquel conjunto de viviendas cuyos inquilinos se negaban a pagar el alquiler.

“Los que huían no huían del lobo, sino del cobro -o más bien, huían del pago”, se explica en la última línea del cuento.

Cabrera Infante, autor también de Tres tristes tigres, Mea Cuba y Así en la paz como en la guerra -entre otras obras-, agregó una breve moraleja en la que dice que si aquel pequeño hubiera sido educado habría gritado “¡Ahí viene el Sr. Lobo!”, lo cual no se habría prestado a malentendidos.

Si alguien supuso, basado en el título, que este artículo tenía connotaciones del mundillo político costarricense, ¡se equivocó de plano! Como confío en la memoria de l@s lector@s de esta página, no voy a entrar en detalles ni explicaciones…

José David Guevara Muñoz
Editor de Don Librote