La poesía es la respiración de la literatura… pequeño y apretado puñado de letras en el que germina la semilla de la creación… destello de luciérnaga en la oscura noche de la tinta… bocanada de rimas que se cuela por entre los labios de la celosía… estrofa de café que nos mantiene despiertos… sudor de los dioses que nos traen las lluvias editoriales… caballo de Troya en el que se esconde Homero… parcela de palabras quietas en medio del bullicio y la prisa… brasa de símbolos que conserva el calor de la esperanza… confiable ancla existencial en días de tempestad… caracol que susurra ecos de la sociedad de los poetas muertos… vaho de dudas en la ventana de los dogmas… llovizna de figuras literarias que nos arrulla… el último trino que declama el pájaro al morir el día… el nocturno sin patria de Jorge Debravo… la ruta del frágil papalote de la memoria en el cielo de papel… sorbo de agua fresca de la tinaja del idioma… potrero de imágenes y misterios donde dormimos la siesta… aroma a García Lorca en la axila de la Luna… trazo de pluma fuente sobre una página de arena… espejo de síntesis en la habitación de las incertidumbres… ciempiés que enrosca sus versos bajo el tronco caído… manzana de prosa que nos reinserta en el paraíso… verdad vestida de mentira, mentira maquillada de verdad, verdad que no cree en sí misma, mentira que se autoengaña… el mejor ritmo que bailan los signos de puntuación… auténtica métrica de la vida… la voz más profunda.

José David Guevara Muñoz
Editor de Don Librote