La pregunta del título tiene su origen en la página 153 del libro New York, New York…, en donde el escritor, periodista y viajero español Javier Reverte (1944-2020) manifiesta que en muchas ocasiones se ha planteado la inquietud de si el celular es un poderoso medio de comunicación o una expresión de la soledad.

El autor de Trilogía de África, Corazón de Ulises: un viaje griego, Suite italiana, Un verano chino, Un otoño romano, Trilogía de Centroamérica y La aventura de viajar, entre muchas obras, dice que se ha hecho esa interrogante en Madrid, pero aún con mayor fuerza en “la ciudad que nunca duerme”.

“La mayor parte de los neoyorquinos andan a todas horas con el teléfono en la mano”: en el autobús, mostradores de los bares, supermercados y el metro.

Reverte, a quien un cáncer de hígado le negó la visa para seguir recorriendo el mundo, observó a los neoyorquinos durante tres meses en los que disfrutó del otoño en los distritos Bronx, Brooklyn, Manhattan, Queens y Staten Island.

“La soledad crece en estos tiempos al mismo ritmo que se agigantan, se extienden y popularizan los medios para comunicarse”, escribió este español en una obra publicada en el 2016 y en la cual cada reseña es encabezada por una fecha; por ejemplo la del artículo que nos ocupa: Martes 4 de octubre.

De acuerdo con este autor especializado en literatura de viajes, la imagen más triste de todas es la de una joven que se detiene en una populosa avenida y observa con atención la pantalla de su teléfono mientras un hormiguero humano camina a su alrededor. “Y en el móvil no hay mensajes ni llamadas perdidas de su secreto amor”.

“Imagino anhelos frustrados cuando no hay mensaje, amores sin respuesta, deseos incumplidos, pasiones que se esfuman entre satélites”, comentó Javier Reverte.

Yo he observado en Costa Rica la otra cara de la moneda: la de la chica a la que le brillan los ojos y se le dibuja una sonrisa de cuarto menguante en cuanto descubre un mensaje del amor de su vida.

Vayamos más allá, demos un salto sobre la resbalosa acera de la honestidad: ¿Quién de nosotros no ha experimentado esa tristeza, la del mensaje ausente, y esa alegría, la del mensaje presente?

Lo confieso: hay días en los que mi teléfono móvil timbra en el cerebro, pero hay otros en los que vibra en el corazón.

¿Y la pregunta de la página 153, que es la misma del título de esta nota? ¿Qué opina usted? ¿Qué piensa al respecto?

Lo he dicho en otras oportunidades, pero lo reitero aquí: me gustan los libros con preguntas, pues son puertas y ventanas abiertas por donde se cuelan inquietudes que nos ponen a pensar.

José David Guevara Muñoz
Editor de Don Librote