Dijo usted, don Antonio Machado, poeta español de la llamada generación del 98, que “Después de la verdad nada hay tan bello como la ficción”.

Yo digo, con su permiso, que depende…

Muchas veces es así, tal y como usted lo manifestó. Sin embargo, no siempre.

En ocasiones se impone invertir sus palabras y afirmar que “Después de la ficción no hay nada tan bello como la verdad”. En especial, y no lo digo para adularlo burdamente, si por ficción nos referimos a su poesía.

Sí, esa que usted tuvo la gentileza de legarnos en libros como Yo voy soñando caminos, Anochece cuando dormía, Primavera, Soledades y Del camino.

También sucede, maestro, que a veces no hay diferencia entre la verdad y su ficción. Por ejemplo…

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

Ocurre en determinadas oportunidades que se da un empate entre verdad y ficción. Es lo que me sucede con don Quijote, que expresa hermosas certezas por medio de sus bellas locuras.

Se da el caso, don Antonio, de que verdad y ficción quedan tablas en el terreno de la fealdad. Ambas son tan crudas y dolorosas que carecen de atractivo. Usted me entiende a la perfección, pues le tocó escribir versos tristes en medio de la Guerra Civil española…

Murió el poeta lejos del hogar
Le cubre el polvo de un país vecino
Al alejarse, le vieron llorar
Caminante, no hay camino, se hace camino al andar
.

Así murió usted, poeta, el 22 de febrero de 1939… en un país vecino: Francia.

Hay que decir, además, que hay momentos en los que la verdad y la ficción no son ni bellos ni feos; simplemente son.

Disculpe, don Antonio, la osadía de manosear sus palabras, pero discutir, cuestionar y discrepar son algunas de las maravillosas licencias que nos concede la literatura a los lectores.

Así que, reitero, depende…

José David Guevara Muñoz
Editor de Don Librote