No existen fórmulas ni recetas para contestar la pregunta del título, pero si me atengo a lo que me sucedió hoy diré que bastan 37 vocablos para activar el pensamiento.

Tal es la cantidad de términos que tiene Otra piel, un poema del escritor y abogado colombiano Luis Fernando Afanador (1958), y que forma parte del libro Extraño fue vivir.

Seis líneas (las de la foto que acompaña a este texto) acomodadas en menos de un cuarto de página. ¡Suficiente para poner en marcha el motor de las neuronas!

Ni un solo signo de puntuación. Nada de comas, ni siquiera un punto final, porque así funciona la mente cuando se la sabe estimular: sin pausas, sin respiros.

Me dejó pensando eso de la otra piel de la mujer…
Me despertó eso de que saber tocarla es el galardón de la existencia…
Me invitó a razonar eso de que hay que saber encontrar el camino…
Me inquietó eso de exagerar la fuerza y la ternura…

Imágenes y conceptos que llenaron mi cabeza de preguntas.

¿Cuánto conocemos en realidad a las mujeres?
¿Qué de lo que creemos saber es verdad y qué mito?
¿Cuánta distancia media entre lo que los hombres suponemos y lo que ellas son?
¿Qué tan diferentes son esas otras pieles en cada una de ellas?
¿Exageramos la fuerza y la ternura por culpa del temor, la inseguridad, el prejuicio, la arrogancia, el misterio, la ignorancia?
¿Descubrió Adán la otra piel de Eva?
¿Sería que la “mujer adúltera” del Evangelio fue “infiel” con un hombre que sí supo encontrar el camino hacia su otra piel?
¿Cómo se frota esa otra piel para que emerja el genio maravilloso que no concede tres deseos pasajeros, sino “la recompensa de la vida”?

En fin… 150 letras que me han tenido pensando todo el día. Es una de las virtudes que más disfruto de la poesía: le basta una llama pequeña, apenas 37 palabras, tan solo seis líneas, para prender un fuego.

Se necesita tan poco (un verso) para pensar mucho (mujer)…

José David Guevara Muñoz
Editor de Don Librote