Estoy seguro de que saldría a volar no en busca de frutas, semillas, lagartijas o insectos…

Hoy hace exactamente una semana inauguré el primer comedero para aves que he creado en mis casi sesenta años de existencia.

… me concentraría en tratar de descubrir un alimento que sin duda alguna me resultaría más delicioso y nutritivo…

La idea de abrir un restaurante para pájaros surgió justo cuando me disponía a botar tres bananos que amenazaban con podrirse en mi cocina.

… picotearía letras…

¿Por qué no poner estas frutas en la baranda de cemento de la terraza para que se las coman yigüirros, tangaras, viudas, come maíz, bolsoneros, pecho amarillo y otras especies?

… comería silabas…

Después de todo, pensé, tengo a la mano una potencial y numerosa cantidad de clientes, pues el apartamento donde vivo colinda con una propiedad llena de árboles y plantas.

… devoraría palabras…

La experiencia de estos ocho días me ha dado la razón.

… engulliría frases y oraciones…

De alguna u otra manera, se corrió la voz, o el trino, entre los comensales alados y el comedero es un éxito.

… saborearía párrafos enteros…

De hecho, en cuanto termine de escribir estas líneas y las publique, saldré a comprar más bananos pues me quedé sin inventario.

… capítulo tras capítulo bajarían por mi cuello cubierto de plumas…

Me entretengo mucho atendiendo este restaurante.

… volaría luego con don Quijote y Sancho en el vientre…

No solo me distrae escoger los bananos, pelarlos parcialmente y colocarlos en la terraza.

… regresaría al nido satisfecho de cuentos de Chéjov…

Disfruto también fotografiando a las aves a prudente distancia.

... y posiblemente mi canto dejaría el árbol oloroso a las aventuras y picardía de Tío Conejo…

Cuento ya con una buena cantidad de fotos, por lo que en los próximos días inauguraré un álbum en Facebook.

… ¿Puede haber un ave más libre que aquella que devora textos?

Estoy tan entusiasmado con esta iniciativa que quien quita si en la próxima vida se me conceda ser un pájaro que come libros.

José David Guevara Muñoz
Editor de Don Librote