Dos maravillosas novelas de buena cepa reposan en mi bodega literaria desde el fin de semana pasado, con motivo de mi sesenta cumpleaños: En casa y Gilead, escritos por la estadounidense Marilynne Robinson (1943) y, esto me llamó mucho la atención, traducidos por dos personas: los barceloneses Montserrat Gurguí (1953-2012) y Hernán Sabaté (1953-2011).

Intrigado por el hecho de que dos personas hayan realizado una labor que por lo general efectúa una sola, me di a la tarea de indagar al respecto en Google.

Me enteré de que ambos profesionales tradujeron juntos una considerable cantidad de textos a lo largo de muchos años. Hicieron yunta en el arte de relatar en español obras que fueron escritas en inglés, en especial por el autor estadounidense James Ellroy (1948).

Fue precisamente la traducción de una historia de ese escritor, Sangre vagabunda, la que los hizo acreedores al último galardón que obtuvieron juntos: el VI Premio Esther Benítez, entregado el 22 de noviembre del 2011 en Barcelona, España.

Sin embargo, a la ceremonia de premiación solo asistió Montserrat, ya que Hernán Sabaté falleció la mañana de ese día.

Debido a la gravedad que sufrió Sabaté en los últimos meses de vida, Gurguí tradujo sola una novela de enorme complejidad: Parrot y Oliver en América, del australiano Peter Carey (1943).

Montserrat Gurguí y Hernán Sabaté.

De Hernán se sabe que tradujo más de 400 libros escritos por autores como Ken Follett, Anne Rice, Isaac Asimov, Nadine Gordimer, Stephen King, Patricia Cornwell, John Connolly, Arthur C. Clarke y Ursula K. Le Guin.

Hay acuerdo unánime en cuanto al profesionalismo con esta pareja de traductores realizaba su trabajo. Se les recuerda como rigurosos, inteligentes, apasionados y amenos.

Sabaté, amante de escuchar música y viajar, era de la opinión de que ni siquiera la traducción de textos para niños era un trabajo infantil.

Montse sumaba años en un desafío personal: desentrañar misterios de la vida de una antepasada suya que había liderado una rebelión de esclavos en Cuba. Tras dos visitas a esa isla había conseguido documentos, datos y testimonios.

Soy un lector afortunado al contar en mi biblioteca, y estar leyendo ya, En casa y Gilead (ganadora del premio Pulitzer en el 2005), dos obras ambientadas en un pequeño y religioso pueblo de Iowa, Estados Unidos, y que se sumergen en los recovecos del alma humana.

Gracias al trabajo de Montserrat Gurguí y Hernán Sabaté descorché y me estoy deleitando con dos novelas publicadas por la firma Galaxia Gutenberg y que -para expresarlo con el argot del vino- mantienen su cuerpo y carácter a pesar de haber sido cosechadas y añejadas en inglés, pero servidas en la copa del español.

¡Salud!

José David Guevara Muñoz
Editor de Don Librote